lunes, 22 de enero de 2024

MONOLOGO

 MONOLOGO.

La tarde tenía ese rancio olor a cabañuela retrasada.

Aunque hacía calor, en la costa siempre lo hace; el café se había servido puntual como era la costumbre. Café hervido, sin la odiosa canela. Puro, como lo beben los que saben.

— ¡Soy un mal conversador, lo siento! no se me da eso de platicar, es así… es como soy.

—Bueno me gusta como escribís, cuando no estás escribiendo, tal vez no seas como Gabo, pero entretiene leerte en la mañana mientras me desayuno.

—Bueno (ruborizado) me entretiene escribir, pero me aburre platicar… ¡No, no lo digo por vos! es que nunca se que decir, se me acaba la cuerda pronto.

— ¿El repertorio? bueno quizás es que no te relacionas con personas que sean interesantes para ti, a mi me pasa también.

—Si, me aburre casi toda la gente.

Se quedó viendo la mesa un largo rato mientras dibujaba con el dedo emes imaginarias, que bien podrían ser gaviotas volando en un atardecer.

—A veces finjo que les escucho y asiento con la cabeza; pero mi mente divaga…

—Creo—le interrumpí- que aunque no te guste conversar, si te gusta escribir, a fuerza debes aprender a escuchar, y eso solo pasa cuando platicas con alguien.

— ¿Te parece?

—un buen escritor no tiene que ser un buen conversador, bastará con que tenga grandes orejas y ojos del augurio.

— ¡Ojos del augurio! como la espada de León-o

Esbozo una sonrisa imperceptible y me vio de reojo mientras hacía con el dedo círculos en el borde da la taza de café.

—Las mejores historias comienzan en la realidad de la vida ajena… la gente siempre dice más de lo que habla.

Metió la yema del dedo en el oscuro néctar para comprobar que ya estaba bebible y sorbió un poco con un leve temblor en los labios temiendo quemarse.

— ¿Por qué no me cuentas otra vez esa historia? —pregunto el rostro que se dibujaba en el oscuro espejo de la cerámica.

 

—Miguelan, 20 enero 2018

hombre piensa mientras bebe café


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