lunes, 22 de enero de 2024

CALOR

 CALOR

Hace mucho calor, no obstante, los grillos parecen felices, rasgando con sus
violines la noche del pueblo costero; aldea de palmeras, caserío de calles interminables; de palos de mango de toda clase y de ríos que presurosos buscan las salinas aguas del mar sin detenerse a ver los grandes potreros y cañales.

Si, en la costa siempre hace calor, pero uno se va acostumbrando a eso después de unos meses, y se ríe del citadino que cuando nos visita se desespera hasta el llanto y gimotea maldiciones.

Bueno, es que hoy está mas cálido de lo normal, veo las copas de los arboles con la esperanza de atisbar un poco de brisa; pero los arboles parecen petrificados.

Los ventiladores de techo giran con pereza revolviendo el vapor asfixiante sin llegar a refrescar un ápice el ambiente.

Es cierto, si, desde que dejó de llover los zancudos han disminuido bastante; pero los pocos que han quedado han recrudecido sus ataques y aguijonean con saña la carne sazonada son sudor y sal.

¿Por qué tienen que doler tanto sus picaduras?

Mi hijo, el listillo; dice que los mosquitos tienen dientes… ¿sera verdad? ¿Entonces muerden o pican?

Ayer fue noche de plenilunio.

¡Deberías amigo ver la luna entre las palmeras!

Hoy subirá menguante quizás un poco más tarde, y así ira llegando retrasada cada día algunos minutos, perdiendo de una en una sus veintiocho tajadas hasta desaparecer por completo dejando en tinieblas a los sapos de la charca que aún recuerdan la última lluvia del día de muertos.

 

Nueva Concepción, GT. 4 Nov. 2017

—Miguelan

No hay comentarios:

Publicar un comentario