LIBÉLULAS.
LIBÉLULAS.
Las Libélulas de mi
Infancia se llaman "Titirites" y se mecen levemente en las ramitas
más delgadas de los arbustos de flor de Mayo, cuando el viento acaricia las
llamas que emergen con las primeras lluvias del mes de la madre.
La quebrada serpentea
melodiosa y serena, y el sol alumbra con fuerza sus cristalinas aguas que se
deslizan entre las rocas y la hierba. En el fondo se pueden ver piedrecillas de
colores...
Los "Titirites"
pasan veloces, como saetas después de haber estado suspendidos en el aire por
largo rato. Habían negros, azules, rojos y amarillos que son mis favoritos
hasta hoy.
Nosotros (mis hermanos y
yo) nos zambullíamos en las pozas más profundas mientras las ninfas huían en
busca de aguas más tranquilas. Después sacábamos arcilla de las orillas para
hacer figurines que siempre se rajaban (para mi desconcierto) cuando los ponía
a secar en el sol. También hacía libélulas de arcilla que nunca llegarían a
volar por sí mismas y que la mayoría de las veces terminaban pegadas en las
paredes del vecino Mardoqueo, cuando se nos agotaban las municiones de barro
con que jugábamos a la guerra.
"Los Titirites"
son de la familia de los Anisópteros; una palabra de origen griego que
significa "insecto con las alas desiguales" también conocidos como
Libélulas.
Estos Insectos no pueden
plegar las alas, de las cuales tienen dos pares.
Son muy útiles para el
hombre, porque se comen algunos insectos dañinos, como los Zancudos, moscas y
polillas, que son transmisores de enfermedades como el dengue y la
gastroenteritis. Aunque también comen abejas pequeñas y algunas clases de
mariposas.
Viven cerca de charcos,
ríos y lugares pantanosos, son inofensivas y no pican a los seres humanos...
De vez en cuando, tras
mucha persecución e ingenio lográbamos atrapar uno, entonces le amarrábamos un
hilo y jugábamos a que volábamos un helicóptero.
—Miguelan.
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