¿A DONDE VA LA VIDA?
Su cuerpo
quedó en una intersección, ante la mirada de ojos curiosos impávidos y
morbosos.
En la misma
intersección, en el mismo lugar, milimétrica y extrañamente donde días atrás
presencié la colisión entre una motocicleta y un vehículo; en el mismo lugar
donde reboto el cuerpo del motociclista para levantarse desorientado mientras
el abusivo conductor se daba a la fuga.
Se veía
intacto, nada de sesos en la calle u otro indicio, aparte del hilillo de plasma
moviéndose lentamente por el asfalto.
Nada
faltaba, estaba completo, pero aun así no se movía...
De no ser
por la cinta amarilla y otros detalles mínimos habría pasado por un ebrio
caído.
¿Porque ese
cuerpo dejo de funcionar si todos sus órganos siguen allí? –pensé.
¿Porque el
corazón y el cerebro se detuvieron, si a lo mejor el golpe no llego a
lastimarles?
¿Si no eran
los órganos, que es lo que le mantenía con vida?
¿Por qué no
sigue vivo aun con todos sus órganos dentro y posiblemente saludables?
¿Qué
pensábamos todos los que le veíamos?
¿En la
inevitable voluntad del Eterno?
¿Por qué
morimos?
¿Dónde se
fue la conciencia?
¿Qué paso
con los pensamientos?
¿Dónde se
fue la chispa que encendía todos esos órganos y ponía a funcionar esa máquina
perfecta?
Nadie
hablaba, la cabeza de todos giraba en dirección al cadáver mientras el autobús
pasaba muy lentamente por la trágica escena.
“…hágase tu
voluntad, así en la tierra como en el cielo…” - continué entre dientes orando.
—Miguelan.
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